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Queremos un mundo cuya economía sea social y solidaria


Antes de la pandemia:

Muchos son los adjetivos que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de la economía antes de la pandemia del coronavirus: Carbonizada, concentrada, masculinizada, financiarizada, endeudada y, cada vez más, digitalizada.


Carbonizada porque desde el acuerdo de París, los bancos y fondos han invertido casi 700 mil millones de dólares en industrias fósiles. Entre BlackRock, Vanguard and State Street juntan en torno a 300 mil millones en las compañías que utilizan meterias fósiles de manera intensiva.


Concentrada porque está en muy pocas manos. El 40% de los millonarios del mundo están en Estados Unidos, y el 40% de ellos se encuentran en el 1% de la pirámide. El 10% más rico posee el 82% de la riqueza mundial y el 1% posee el 45%, según el Informe de la Riqueza Mundial de Credit Suisse.


Masculinizada porque las 10 personsa más ricas del mundo, son hombres. Entre las 10 personas más ricas de China encontramos tan solo dos mujeres, Entre las 10 personas más ricas de la industria tecnológica tan solo encontramos una mujer, y es la ex de Jeff Bezos, el propietario de Amazon, que consiguió su fortuna gracias a su divorcio.


Financiarizada porque el capital y los mercados financieros dominan sobre la economía industrial y agrícola tradicionales. Según el Transnational Institute, ha pasado de supoenr un 120% del PIB en 1980 a un 329% en 2013.


Endeudada porque la deuda mundial ha alcanzado los 255 billones de dólares según el Instituto de las Finanzas Internacionales. La deuda mundial ha superado el 322% del producto interior bruto en 2019, 40% más que antes de que estallara la crisis de 2008.


Poco a poco cada vez más cooptada por las grandes corporaciones digitales como Amazon, Facebook o Google. El llamado capitalismo de la atención o de la vigilancia, basado en la extracción de valor gracias a los datos que generamos, parece que se consolida como modelo.

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Durante la pandemia:

La economía real, durante la pandemia, se ha paralizado parcialmente para evitar contagios, sin embargo, se ha evidenciado una serie de realidades que es necesario tener en cuenta a la hora de replantearnos qué mundo queremos:


La importancia de sectores, como el agrario o el cuidado, tradicionalmente precarizados. La economía de los cuidados, realizada principalmente por mujeres, y el sector primario, que cuenta con un número importante de migrantes, se han revelado como fundamentales en nuestro día a día.


Los trabajadores y las trabajadoras sin derechos laborales, como los riders y los repartidores de Amazon, han suplido al comercio de proximidad. Amazon, la empresa más poderosa del mundo que pertenece al hombre más rico del mundo, ha sido una de las grandes ganadoras de esta crisis. Ha necesitado contratar a 75.000 personas para poder atender a las demandas del confinamiento. En cada crisis, el número de personas ricas incrementa y las clases trabajadoras se ven cada vez más empobrecidas. Es la forma en que el capitalismo se reproduce a sí mismo.


Los alimentos han experimentado subidas vertiginosas. Los calabacines han incrementado su precio en un 273%. Las grandes cadenas de supermercados hacían el agosto mientras el pequeño comercio languidecía. Se han tenido que lanzar campañas desde los mercados municipales y el comercio de proximidad para animar a la gente a volver a la tienda de barrio.


Si bien el precio del crudo se ha desplomado por la bajada de la demanda, alcanzando precios negativos, el informe de Banca Fósil demuestra que los bancos canadienses, chinos, europeos, japoneses y estadounidenses han financiado industrias fósiles por valor de 1900 millones de dólares desde el Acuerdo de París,aumentando la inversión cada año.


Los mecanismos que está activando el gobierno apuntan a que el endeudamiento va a ser de las familias y apuntalan rescates millonarios a las compañías aéreas, también parece que se plantea una renta básica o activar las tasas Google y Tobin. Tendremos que esperar a leer la letra pequeña de dichos acuerdos.

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Preguntas para repensar otro mundo posible:

  1. ¿Qué valor le damos a las cosas? ¿Vale más el trabajo en un banco que en una residencia de ancianos? ¿Cuál de los dos aporta más valor a la sociedad?

  2. En relación con la anterior, ¿en qué medida queremos una economía digitalizada que extrae valor de nuestros datos (ocio, trabajo, círculos de amistades)…? ¿Cómo podemos conseguir una tecnología que no amenace nuestra privacidad y sin embargo sí utilice los datos de una manera abierta y soberana?

  3. ¿Qué rol queremos que juegue el Estado en la economía? ¿Podemos salir del binomio público-privado y crear una economía basada en empresas con valores y de propiedad colectiva? ¿Qué impide que entidades de la economía social y solidaria tengan un rol tan importante como las de la economía capitalista tradicional en nuestra sociedad?

  4. ¿Y si en vez de basarnos en unos valores humanos al servicio de la economía le diéramos la vuelta y pusiéramos la economía al servicio de los seres humanos, como pretenden economías alternativas como la economía social y solidaria?

  5. ¿En qué queremos que esté anclada nuestra economía? ¿En la prima de riesgo o en aquello que nos alimenta?

  6. ¿Vamos a limitar las desigualdades? ¿Mediante qué mecanismos? ¿Hasta qué punto primamos la libertad individual sobre el bienestar colectivo?


Puedes descargar la Guía completa pinchando aquí.

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