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Introducción: ¿Es posible otro mundo?


¿Es posible otro mundo? Quizá esta sea la pregunta que podría resumir los más de 115 interrogantes que recogen esta guía que hoy queremos poner en tus manos.


Nos preguntamos si es posible otro mundo y lo hacemos en un momento muy concreto de la historia: justo en medio de la mayor pandemia en un siglo, con un mundo paralizado y un escenario de futuro profundamente incierto. Mientras que el sistema nos preparaba para vivir en medio de la certeza y la estabilidad, la vida nos ha llenado, de pronto, de incertidumbre.


Se dice que esta puede ser la oportunidad para cambiarlo todo. Hay quienes han dicho que incluso saldremos mejores de esto, que ya nada volverá a ser igual pero lo cierto es que, hoy por hoy, es muy difícil saberlo. En cualquier caso, hablar de oportunidad cuando la enfermedad ha causado 27.000 muertos en nuestro país y casi 300.000 en todo el mundo, con miles de familias empobrecidas viviendo más al límite todavía, nos tiene que llevar a hacerlo con profunda responsabilidad, respeto y precaución. Eso hemos intentado.


Lo que sí que creemos que podemos afirmar en medio de todo este escenario imprevisible es que el coronavirus no será quien termine con este sistema. Ninguna institución ha caído por esto y ninguna de las medidas aplicadas sobrepasa los límites de lo ya conocido. Tendremos que ser, en todo caso, nosotras y nosotros organizándonos y cuestionándonos, creando redes y lazos de afectos y cuidados, quienes lo hagamos. Tenemos que hacerlo, además, para que esta inesperada tragedia no haya sido en vano. No puede seguir todo igual porque entonces todo volverá a repetirse. No puede seguir todo igual porque habríamos perdido la oportunidad de un aprendizaje vital. Hay que recordarlo como un mantra: que no haya sido en vano.


Lo hemos leído: no se trata de volver a la normalidad, ya que esa normalidad era precisamente el problema. Una normalidad que estaba hecha de desigualdad, consumismo, individualismo, explotación de los países del sur global, quema de combustibles fósiles y una irreal sensación de invulnerabilidad como especie. Esta afirmación tan rotunda como cierta coincide en el tiempo con uno de los conceptos que nos dejará la pandemia: la nueva normalidad.


Sin embargo, hablemos mejor de nuevas normalidades, ya que no hay una única nueva normalidad en el horizonte. Son muchas las normalidades a las que podemos llegar, unas esperanzadoras y otras profundamente monstruosas. Estamos a tiempo de preguntarnos para poder elegir. ¿Qué funcionaba de nuestra ex-normalidad? ¿Qué era desastroso? ¿Qué es lo que realmente añoramos? ¿Qué necesitamos en realidad ahora que estamos de inesperado borrón y cuenta nueva?


Preguntarse para elegir y que no elijan por nosotras y nosotros quienes nos dejaron así. ¿A qué nueva normalidad queremos ir? ¿A cuál ni de lejos? Por esta senda quiere avanzar esta guía que te estamos presentando.

Nueva emocionalidad

A lo largo de estos días de confinamiento hemos tenido la oportunidad de vivir muchas experiencias y emociones comunes. Experiencias que, de algún modo, han generado una suerte de empatía global (con todos los matices que quiera ponérsele a esta afirmación). Los aplausos desde los balcones, una inesperada sensación de comunidad con un vecindario desconocido hasta el encierro, o la vivencia del agradecimiento en medio de una sensación de profunda interdependencia nos han hecho sentir conectados. Como si todo un mundo estuviera a una enfrentándose a un reto común. Si bien es cierto que esa sensación no pasó quizá de las primeras semanas de confinamiento, es también cierto que fue profundamente real.


De algún modo hemos tenido la oportunidad de aprender a cuidar mejor mientras el mundo se caía. Aprender a amar bien en medio de tanto dolor.


Según el informe realizado por El Departamento, basado en una entrevista online realizada a 1.023 personas en España del 6 al 8 de abril de este año, en pleno confinamiento, 9 de cada 10 encuestados creen que esta situación cambiará nuestras vidas. El 84% del total piensa además que, de algún modo, todo saldrá bien.


Si es cierto que la realidad puede construirse y es una mayoría la que quiere y ve posible un mundo nuevo, ¿por qué no lanzarse a construirlo o, al menos, a comenzar a soñarlo? ¿Por qué no empezar justo ahora, que aún podemos aprovechar esa emoción colectiva, esa empatía hacia lo común y lo que sostiene la vida?

Siglo de retos


Decimos que esta guía se escribe en medio de un momento histórico, atravesados por la pandemia, pero no es el único que estamos viviendo. No podemos obviar que esta crisis del coronavirus nos llega superpuesta a una mayor y sobre la que estamos más que avisados: la emergencia climática. Estos meses de descanso que le hemos dado al planeta no pueden relajar una lucha que nos depara, de no atenderlo, un futuro mucho más grave que el confinamiento global actual. Por no abandonar el ámbito sanitario, ya se habla con bastante evidencia científica de los virus que pueden revivir de seguir derritiéndose el permafrost, los hielos perpetuos de zonas como el Ártico, Groenlandia o la Antártida. Virus olvidados por la humanidad y virus desconocidos que llevan miles de años congelados y que podrían tener consecuencias devastadoras (lo estamos viendo) de salir a luz. Si llega a pasar no valdrá la excusa utilizada durante estos días por los distintos gobiernos cuando afirman que “no estábamos avisados ni preparados”.


Aparte, mientras no podemos salir de nuestras casas, la crisis por la que hacemos pasar a miles de personas migrantes sigue siendo la mayor emergencia humanitaria desde la II Guerra Mundial. Un número de víctimas que no para de crecer y que seguirá haciéndolo de no poner medidas que se basen en la solidaridad y no en la securitización y el odio. No todas las cuarentenas están siendo iguales y merece la pena tenerlo en cuenta. Piensen en cómo seguir las indicaciones sanitarias en un campo de refugiados hoy. Piensen también en las personas en situación de exclusión, sin hogar ni recursos, en los que no tienen donde confinarse en tiempos del confinamiento. Y, por qué no, en medio de esta empatía global de la que hablamos, piensen en cómo están viviendo esta pandemia países como Ecuador, con los cadáveres amontonándose en las calles porque nadie se atreve a recogerlos. Cuando nos hagamos preguntas no podemos dejar de tenerles en mente. No podemos dejar de escuchar cuáles son sus preguntas.


Quizá, en medio de este siglo de retos, sea más interesante que otra cosa atender a las preguntas que tienen que hacerle al sistema quienes han pasado por las pandemias ignoradas por el mundo globalizado. Los que sobrevivieron al ébola en África, los que sobreviven al dengue en Centroamérica. Aquellos que rozaron levemente la sensibilidad de un Occidente que se creía invulnerable y hoy se ve en las mismas (con muchísima mayor atención mediática). No podemos dejar de buscar esas preguntas para poder darles respuestas colectivas (y tal vez pedir disculpas por nuestra indiferencia como especie).

La guía


Esta guía surgió de una idea fugaz hace cosas de tres semanas: ¿Y si en lugar de decir cómo será el mundo en la dichosa "nueva normalidad" dedicáramos el tiempo a hacernos preguntas acerca de cómo queremos que sea y de cómo ha sido hasta ahora?


Porque, desengañémonos, nadie puede saber hacia dónde va todo esto. Nadie tiene ni idea. Pero las preguntas sí pueden ayudarnos para ver a dónde queremos ir. Y, si las respondemos en común, mejor que mejor. Es el momento.


Como decimos, es imposible saber cómo será el mundo que nos deje la pandemia –pueden pasar tantas cosas aún–, pero sí podemos decidir qué preguntas le queremos hacer tanto a la realidad actual como a la realidad de la que venimos.


Por tanto, no buscamos hacer a través de estas páginas reflexiones sesudas, volver a darle vueltas a un diagnóstico que está más que explicado ni sentar cátedra acerca de un escenario que aún hoy es completamente imprevisible, sino presentar esta perspectiva que nos parece mucho más útil. Queremos recoger las preguntas que la humanidad tendrá que hacerse cuando todo esto pase si quiere avanzar hacia otro mundo posible. No queremos, por tanto, decir cómo será el mundo o qué es lo que habrá que hacer (es tan osado) tanto como qué deberíamos preguntarnos después de esto. Esta guía es una invitación a pensar.


Para ello hemos detectado 18 áreas que nos parecen relevantes y nos hemos acompañado de 30 personas que han querido ayudarnos a reflexionar sobre estas preguntas para el mañana. Ellas son algunas de las voces más relevantes en sus temas y por eso les lanzamos este reto que tan generosamente han hecho suyo. Hemos buscado expertos no únicamente en la acepción popular del término sino expertos y expertas desde la clave de personas que tuvieran experiencia de las realidades de las que hablan, vivencia. Una mezcla de sensibilidades que da como fruto una guía completa y diversa. No nos cabe en esta introducción el agradecimiento grande a todas y cada una de ellas por su generosidad en unos tiempos tan complejos (y tan sorprendentemente ocupados).


Las distintas áreas de esta guía de preguntas tienen mucho que ver, en la forma y en el fondo, con las 12 que destaca el manifiesto del movimiento Matria, nacido hace un par de años. Hemos añadido alguna más que consideramos que tendrán mucho peso para lograr esa “nueva normalidad”. Así, la guía habla de lucha contra la pobreza, feminismo, medio ambiente, migraciones, racismo, derechos humanos, relaciones internacionales, economía, educación, empleo, personas excluidas, sanidad, cuidados…


Está planteada como herramienta de reflexión y debate. No es, por tanto, un libro escrito en piedra sino, más bien, un documento para subrayar, doblar las páginas, compartir y poner en cuestión. Un material para facilitar la conversación en grupos, entre amigos o, por qué no, en familia acerca del mundo al que aspiramos. Es evidente que no están todas las preguntas y caben, por tanto, otras. Así como son otros también los temas que podrían tener cabida en esta guía nacida fruto de la urgencia de responder al momento. Quizá merezca la pena pensar en nuevas ediciones que completen el panorama con nuevas áreas y nuevas voces. ¿Nos ayudarías a pensar en común?


Llegan tiempos propicios para replantearnos un sistema basado en la fraternidad global. Desde La Imprenta no dejamos de pensarlo: cuánto bien tiene que haber en el mundo para que tanto mal no lo destruya. Somos más. Queda esperanza. Aunque no sea más que la esperanza que invocaba Martin Luther King cuando decía que “si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”.


Ojalá tengamos la fuerza y la clarividencia para hacer de esta pandemia sobrevenida una oportunidad de reinventarlo todo desde los cuidados y los límites del planeta. Es posible si nos organizamos.


Si no vamos a poder volar en avión, si de pronto toca cuidar de niños y mayores y si tenemos que trabajar desde casa, aprovechemos para buscar las ventajas de esto y tratar de seguir así cuando acabe el confinamiento.


Tenemos que intentar no vivir desde el pánico del papel higiénico sino desde la posibilidad de ganar en perspectiva frente a la vida que hemos estado viviendo. Sobre si es la vida que queremos vivir.


Como si hubiera sido una inesperada pausa para privilegiar, en medio del dolor, el tiempo, a nuestra gente y la vida.


Y decrecer algo, alguito.



**Descárgate la Guía completa pinchando aquí.

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